Hoy en día los fans del cine prefieren quedarse en casa, ponerse cómodos y disfrutar de sus DVDs o de los nuevos estrenos en Netflix, HBO (o su plataforma de pelis preferida) antes que ir a un cine, ¿verdad? Pues no.
Millones de personas en todo el mundo siguen disfrutando de las ventajas de ir al cine. Miles de millones, mejor dicho. Ver los más esperados estrenos, sean de Hollywood, europeos o de cualquier rincón, es mucho mejor en una butaca retráctil diseñada para ello por fabricantes expertos. El sofá de casa es muy cómodo, pero ha sido ideado para hacer el vago, no para dar a los espectadores una experiencia completa.
Tener unas butacas magníficas es… (pausa dramática) ¡imprescindible!
Principalmente se va a las salas de cine por las buenas pelis que se proyectan. Pero en realidad hay más. Se disfruta más una película cuando la atmósfera cautiva. Si la sala se transforma en ese otro mundo y los espectadores se sumergen, si se sienten un personaje más de la trama y se olvidan de su vida durante un tiempo, ahí es cuando disfrutan de verdad.
Según Variety.com, en 2018 se recaudaron casi 50 mil millones de dólares en la taquilla mundial. El negocio del cine no lleva años hundiéndose como se cree, sino que va en aumento.
Es cierto que este 2020 está siendo un mal año para las salas de cine, por eso mismo, hay que apostar por crecer y evolucionar. Eso incluye el diseño de asientos. Ya existen medidas para cumplir la distancia social en el cine y se están usando con éxito. Hay que agrandar la diferencia entre ver una película en la tele o el portátil, y verla en la gran pantalla.
La audiencia ya no permite butacas incómodas
Los fabricantes de asientos se esfuerzan en innovar y estar al día. Reconocen la importancia de no dormirse en los laureles, de moverse y adaptarse a los nuevos tiempos. Si el público exigente de hoy en día considera que las butacas del cine de su ciudad no están a la altura (“Siento quejarme, pero los asientos son un poco estrechos; no son, ni de lejos, tan cómodos y modernos como los de Barcelona o Madrid, ¡ni siquiera me cabían las piernas!”), buscarán otro cine en el que gastarse su dinero. Nadie quiere regalar clientes a la competencia.
Esto pasa en salas de cine, en teatros y salas de espectáculos. Los espectadores de musicales, óperas y obras de teatro tienen el mismo derecho a disfrutar cómodamente de sus obras preferidas. Todos ellos, al comprar la entrada, compran la oportunidad de sentir algo diferente.
El alto y el bajo en el cine (no hay malo, ni feo)
Los espectadores quieren estar cómodos y ver bien. Muchas veces los dueños de las salas piensan en los asientos como decoración. Esto pasa en los sitios más modernos y en los más tradicionales, por ejemplo, en el Palau de la Música de Barcelona, en el que comodidad y estilo se mezclan. Es importante que sean bonitos, pero la comodidad es fundamental, el público estará sentado durante horas. (¡Grandes películas como El bueno, el feo y el malo u óperas como Siegfried de Wagner duran casi 4h!).
Igual que los amantes del cine, los fans del teatro, de los musicales, de las óperas, de la música, etc., sean altos o bajos, querrán asientos con un buen soporte lumbar. También esperan reposacabezas, reposabrazos y mucho espacio para las piernas. (No todo el mundo necesita el mismo espacio, como dice el refrán “más vale que sobre que no que falte”). También hace falta una buena iluminación en los pasillos y una clara numeración de las butacas. ¡No tiene sentido tener unos asientos increíbles si nadie puede encontrarlos!
En conclusión, hay que tener en cuenta los detalles. Sea cual sea su negocio, tómese un tiempo en pensar qué está funcionando y qué funcionará en un futuro. Hablar con expertos siempre es buena opción; pregunte por las novedades y qué les recomienda. Cualquier fabricante de asientos que se precie estará encantado de ayudarle en estos momentos tan malos para la cultura.